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Los neotrabajadores o el precariado: el gran pendiente de la arquitectura

Actualizado: 22 mar

Reseña sobre la charla de José María Echarte  “De gremios y talleres” en Ocho y medio, Quito.

 

Por Verónica Rosero Añazco

 

Algunas de las imágenes utilizadas por José María Echarte en su charla "De gremios y talleres" basada en su tesis doctoral.
Algunas de las imágenes utilizadas por José María Echarte en su charla "De gremios y talleres" basada en su tesis doctoral.

Que no suceda que te explote laboralmente un señor con corbata, pero tampoco un señor en camiseta. Ésta es la paráfrasis de una de las respuestas más contundentes de José María Echarte en el conversatorio posterior a su charla en el cine Ocho y medio, Quito, derivada de su tesis doctoral “Estructura laboral de la arquitectura en España (1211-2010): del taller gremial al taller horizontal”[i]. La presentación de su consistente investigación fomentó una discusión alrededor de una problemática latente en Ecuador, los neotrabajadores o el precariado, un grupo sometido a ciclos de “explotación del talento”. Si bien la investigación se centra en España, los orígenes de la autopercepción en la arquitectura son los mismos. Son prácticas laborales que datan del medioevo y se consolidaron a lo largo de los siglos en Europa, transmitiendo a través de las colonias y migraciones las formas más clásicas de ejercer la profesión, más allá de los estilos.

 

Afiche promocional del evento
Afiche promocional del evento

Su investigación ayuda a entender cómo la arquitectura, en contraste por ejemplo con la ingeniería, se ha construido profesionalmente desde el imaginario del artista más que del técnico, del profesional liberal más que del científico, del honorario, que se deriva del honor, más que del salario, que se deriva de la sal, un bien muy apreciado en el imperio romano. En términos marxistas, los ingenieros hacen un trabajo productivo, su trabajo se enfrenta al capital en forma de salario. Por su parte, los arquitectos hacemos un trabajo “improductivo”: no significa que no se trabaje, sino que se percibe como un trabajo que por su percepción artístico-creativa- autoral no se enfrenta al capital a través de un salario. En la contemporaneidad estas estructuras han propiciado la precarización laboral, siendo ésta un tema urgente a tratar en la profesión.

 

Históricamente, los arquitectos han seguido al ideal de Vitruvio en términos económicos, dejando en un segundo plano o incluso ocultando costes, gastos y la necesidad de recibir un salario, porque el arquitecto vitruviano no recibe un salario, menciona Echarte, y recuerda que Vitruvio recomendaba que fueran los arquitectos, hijos de buena familia para poder ejercer la profesión, porque en realidad, los arquitectos cobran en honorarios que son honores. Son premios, no dinero.

 

El precariado, definido por el economista Guy Standing, es un tipo de trabajador que no tiene red de soporte: un trabajador en el límite que está “a un empaste, una rotura en el coche, a un problema de salud, etc” menciona Echarte. Cualquier problema le supone caer por debajo del umbral de la pobreza, pues son trabajadores que tienen anomia laboral, es decir, no tienen una narrativa profesional que les sustente. En el caso de la arquitectura, la problemática se agrava cuando ese precariado es vocacional. Aquí recurre a la escritora Remedios Zafra, autora de “El entusiasmo. Precariedad y trabajo creativo en la era digital” quien define al precariado vocacional como un fenómeno que tiene todas las características del anterior, pero que integra una vocación en la que lo productivo invade lo reproductivo, la vida. Así, se ha normalizado la explotación, la privación de sueño y de alimento y se glorifican los ojeras, una especie de nuevo “heroin chic popularizado en los años 1980. Esta narrativa se ancla a “Los dominados y el arte de la resistencia” de James C. Scott quien analiza las relaciones de poder y la resistencia de los dominados: si el dominado es producto de lo vocacional, la dominación se ejerce mejor.  Así mismo, el dominado está dispuesto a serlo con la promesa de que posteriormente será el dominador.

 

En este perverso sistema, las mujeres somos quienes nos llevamos la peor parte. El estudio de Echarte narra este apartado en femenino: somos las arquitectas quienes porcentualmente sufrimos un mayor y alarmente proceso de precarización, obligadas o, peor aún, convencidas de posponer lo que Zafra denomina la auténtica vida. El problema de base está en que tanto arquitectas como arquitectos, desde las estructuras académicas e históricas de la profesión nos enseñan a no percibirnos como un trabajador, la precarización se ha curricularizado. Autoexplotarse o dejarse explotar se considera un estilo de vida más que una decisión económica. La parte más peligrosa de este asunto es que se convierte, menciona Echarte, en un selector de clase muy claro: solo unos(as) pocos pueden permitirse no cobrar, sin caer en ese umbral de la pobreza; en términos de Pierre Bourdieu, dejar de lado el capital económico a cambio de el capital simbólico de la experiencia, o peor aún, de un like, un post o una mención.

 

A propósito del tema, uno de mis estudiantes más talentosos de la materia de Proyectos, me decía hace un par de días a propósito de la charla de Echarte: “es que yo no puedo cobrar porque no sé nada”. Cursa séptimo semestre en la universidad pública. Para este momento, el Estado ha invertido en él alrededor de $3000 anuales en su formación[ii], sus padres o él mismo también han invertido un capital económico en este proceso por todo lo que implica el estudiar una carrera llena de gastos extras en material e impresiones. Si hablamos de la universidad privada, la inversión anual promedio es de aproximadamente $4000 (Quito tiene 9 Facultades de Arquitectura, sólo una es pública). Si un arquitecto/a, oficina o colectivo convence a un estudiante o recién graduado de que “no sabe nada” nos enfrentamos a un grave problema de desperdicio de recursos públicos en un caso, y de recursos privados en otro, donde incluso familias pertenecientes a los sectores más vulnerables (27% a nivel nacional y tan solo un 6.3% de clase media)[iii] recurren a múltiples estrategias para que sus hijos/as puedan estudiar.


Fuente: INEC. CSE 2007-2009. Encuestra de Condiciones de Vida 2006 y 2004 y SENESCYT, 2015-2019.
Fuente: INEC. CSE 2007-2009. Encuestra de Condiciones de Vida 2006 y 2004 y SENESCYT, 2015-2019.

Tristemente, el conocimiento es percibido como intangible y abstracto, por lo que mi estudiante (y muchos más como él) ha aceptado casi sin remedio su precarización.  La privación de sueño, comida e ingresos adquiere un tinte heroico. Los arquitectos/as seguimos el camino del héroe, como en Star Wars, Harry Potter, Los Vengadores u otras narrativas derivadas de la teoría del monomito de Josep Campbell: una aventura, un camino tortuoso, el paso obligatorio por un purgatorio donde el aprendiz se convierte finalmente en el maestro, volviendo a lo que menciona Scott: ser el dominado con la promesa de luego ser el dominador.


¿Cuál es la responsabilidad de la profesión con los futuros arquitectos y arquitectas y con su ejercicio profesional? Es la pregunta con la que cierra José María Echarte su investigación. A mi criterio, basada en este maravilloso y necesario estudio, la responsabilidad es compartida entre estudiantes, jóvenes recién graduados, docentes, colegio de arquitectos/ gremios y profesionales. Tenemos como peor enemigo al imaginario de una profesión vocacional, mitificada. Cuando la vocación se vuelve precarización, cuando las oficinas de arquitectura funcionan convenientemente a través de becarías y voluntariados desde la explotación consentida, se alimenta a un sistema que, al haberse situado al margen del análisis económico es, en palabras de Echarte, “incapaz de responder a una crisis largo tiempo pospuesta”, que impacta con toda su crudeza en tiempos de crisis económicas. Yo diría que también impacta con crudeza en tiempos de crisis personales: se pierde la vocación porque la profesión que elegiste no te da de comer.

 

Echarte recomienda empezar por las aulas, balancear las cargas de trabajo a través de la coordinación entre docentes de los volúmenes de las entregas. También recomienda cuestiones tan pragmáticas como preguntar en una entrevista de trabajo el salario, el horario y el tipo de contrato; si te quieren pagar con experiencia o con un “salario emocional” sal corriendo. Para los profesionales en ejercicio libre, no satanizar la palabra “empresa” y actuar con ética frente a las contrataciones. Que la idealización del profesional liberal no nos desconecte de la realidad económica de nuestro tiempo y espacio; que dejemos de llamar tecnócratas y mirar con desprecio a quienes dan o perciben un salario. El carácter de servicio social de la arquitectura así como su carga artística y autoral son encomiables, sí, pero no a costa de la precarización.

 

La investigación de José María Echarte nos da pautas para reflexionar sobre el papel de la academia, del estado, de los colegios profesionales, de cada uno de nosotros como individuos. Por ejemplo, en la academia, sus autoridades no deben fomentar que las prácticas preprofesionales obligatorias sean sinónimo de mano de obra barata para estudios de arquitectura o colectivos que justifican la explotación laboral con su posicionamiento mediático, independientemente del aprendizaje que puedan ofrecer como capital simbólico. Para los colegios de arquitectos, la labor es fundamental: el control técnico, económico y, especialmente, deontológico ante esta problemática, lo que implica situarse ideológica y políticamente con consistencia, sin demagogia, demostrando congruencia entre la palabra y la práctica.  


“El camino del héroe”, Yorobuku Magazine, completado por José María Echarte basado en el texto “El héroe de las mils caras” de Joseph Campbell, 1949.
“El camino del héroe”, Yorobuku Magazine, completado por José María Echarte basado en el texto “El héroe de las mils caras” de Joseph Campbell, 1949.

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[i] Echarte Ramos, Jose María (2023). Estructura laboral de la arquitectura en España (1211-2010) : del taller gremial al taller horizontal. Tesis (Doctoral), E.T.S. Arquitectura (UPM)https://doi.org/10.20868/UPM.thesis.73222 

[iii] Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo 2023 (ENEMDU) Indicadores de Pobreza y Desigualdad. Junio 2023. https://www.ecuadorencifras.gob.ec/documentos/web-inec/POBREZA/2023/Junio/202306_PobrezayDesigualdad.pdf?utm_source=chatgpt.com

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